Se las llevará el viento
La cultura represora tuvo uno de sus más poderosos enemigos en Sigmund Freud. Mucho del bastardeo de sus investigaciones y enseñanzas son la restauración conservadora que los “seguidores continuadores” han hecho con su obra. Freud señalaba con precisión la diferencia fundante entre representación palabra y representación cosa. La palabra aludía, ilustraba, mencionaba, evidenciaba a la cosa. Pero no era la cosa. A pesar de que la representación palabra se multiplique, se potencie, se expanda, la cosa puede quedar inconmovible. Un botón, un ejemplo.