"Ya no es el tiempo de antes, en que se usaba al ejército para reprimir o para desaparecer personas. Ningún organismo internacional va a ponernos en el banquillo de los acusados", expresó el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en su rueda de prensa matinal del miércoles 13 de abril.

Fue su respuesta a una periodista sobre las recomendaciones del informe de la ONU para poner fin al fenómeno de las desapariciones forzadas. Una de ellas pide el abandono inmediato de la militarización como política de seguridad pública.

“No se le está sentando en el banquillo de los acusados”, apunta Lucia Díaz, del colectivo de búsqueda de desaparecidos Solecito de Veracruz, que ha colaborado en la investigación de la ONU. “Se le está diciendo donde están sus errores, cuales son los problemas de esta catástrofe humanitaria. Lo que debería decir el gobierno es: ‘Sí, está bien, ayúdenos y díganos de qué manera pueden apoyarnos para ir implementando todo esto’”, dice a RFI.

Según ella, un país que tiene seguridad no requiere militarización. “Esos militares tienen un coto poder ahora enorme y quitárselo es complicado, especialmente cuando el gobierno ya se está recargando mucho en ellos para mantener un atisbo de seguridad”, detalla.

La búsqueda inmediata no se ha implementado

El informe de la ONU habla también de la impunidad como un fenómeno estructural que favorece la reproducción y encubrimiento de las desapariciones forzadas. Su erradicación “va a requerir mucho dinero, gente preparada, funcionarios que no sean corruptos. Desde el 2017 tenemos leyes sobre desaparición forzada y todavía siguen sin implementar la búsqueda inmediata”, denuncia Díaz. "El gobierno tiene un reto monumental". 

La Ley de Desaparición Forzada plantea la búsqueda inmediata. La activista explica que aún se esperan 72 horas antes de buscar activamente a un desaparecido.

El comité de desapariciones forzadas de la ONU insta además al ejecutivo mexicano a mejorar los servicios forenses, para poder identificar los más de 52.000 cuerpos que esperan en las morgues.