Tres de las víctimas fallecieron en el lugar y el otro joven fue trasladado a un centro asistencial del municipio, pero falleció antes de recibir atención médica. La víctimas fueron identificadas como Cristian Estiven Quintero Hernández, Santiago Cobo Arcila, Santiago Guarín y Elkin Emilio Gil Jiménez, este último menor de edad.

Yesid Zapata, vocero de la ONG Proceso Social de Garantías, dice que aunque en el territorio se han presentado asesinatos asociados presuntamente a disputa por plazas de vicio y microtráfico, sostiene que tras las razones de esta masacre, en pleno casco urbano, hay problemáticas más complejas, y que aunque son de conocimiento de las autoridades hace varios años, dice que han sido desestimadas.

Zapata dice que desde 2016 tienen documentada la presencia en San Rafael del Clan del Golfo, el nuevo clan Isaza, los Pamplona y grupos que llegaron desde Medellín y el Valle de Aburrá, como los Mesa y la Oficina.

Zapata sostiene que existe un evidente avance programático de grupos neoparamilitares para reconfigurar la presencia que tuvieron las AUC en Antioquia durante los 90.

Además, plantea la hipótesis de que el asesinato de estos cuatro jóvenes fue planeada, pues sabían que visitaban asiduamente la zona del parque Mi Río, e incluso, que era un hecho que las autoridades sabían que podía ocurrir pues el año pasado se difundieron panfletos en el municipio que alertaban sobre una limpieza social.

Miguel Gutiérrez, integrante del Comité Nacional Ambiental y habitante del municipio dice que la masacre revivió los demonios de la peor época del conflicto armado en el municipio. Cuenta que desde su casa escuchó la ráfaga de fusil que acabó con la vida de los cuatro jóvenes mientras estos gritaban pidiendo ayuda.

“Acá no sabemos qué hacer. Desde hacía mucho tiempo se rumoreaba que la situación era compleja y que habían grupos ilegales acechando, pero esto que ocurrió nos pone en una situación muy dura. Hay mucha desazón entre la gente”, dice.

Miguel cuenta que los cuatro jóvenes asesinados eran ampliamente conocidos y queridos en la comunidad por su labor artística. Personalmente conocía a Santiago Cobo y Santiago Guarín. Del primero, dijo, era muy activo con su arte e integraba procesos juveniles. Además reunía a otros raperos para hacer las llamadas batallas de rap y compartir rimas en el parque de la Madre.

Del segundo, dijo, iba a acompañarlos en unas actividades programadas para el próximo fin de semana, unas movilizaciones sociales en torno a la defensa del territorio. Las actividades, tras lo ocurrido, están en veremos.

Para Miguel, es imposible no asociar estos hechos de violencia con la movilización que se gesta, no solo en San Rafael, sino en todo el Oriente, por lo que pidió que el país pose sus ojos a lo que está ocurriendo en esta subregión y que según él responden a hechos mucho más oscuros y complejos que una mera pugna motivada por el microtráfico.

Fuente: El Colombiano | noticias de Medellín, Antioquia, Colombia y el mundo.