La única manera de controlar la situación es produciendo hegemonía. Que se caracteriza más por la seducción que por la coacción y el castigo. Esto último, a la larga, no sirve.

Lograr un consenso cultural levemente mayoritario, como el actual, que se sostenga en el tiempo. La narrativa gubernamental es a la vez refinada y simple. Fríamente calculada. Dice lo que la mayoría quiere escuchar. Podría durar.

Sabe el gobierno que nunca hay un solo camino y que, si se logra instalar la idea de un único camino, el tiempo es el principal enclave estratégico. 1,3, 6 meses con hambre antes de que deje de ser común el sentido de la violencia institucional de las fuerzas estatales de seguridad. Tic-tac efímero.

La eficacia política de una narrativa cultural se basa en su capacidad de retomar aspectos verdaderos de la realidad. Incorporados al discurso, son después ampliados y profundizados políticamente.

Los errores del gobierno anterior habilitan esa operación discursiva. Errores difíciles de entender o perdonar, como el reparto del Estado en loteos facciosos y la tercera y vencida pelea personal entre Cristina y Alberto (infantes cuyo enojo fue incontrolable hasta el punto de no hablarse nunca más).

Según Rodolfo Kusch, esa exteriorización de la realidad como algo que no me pertenece (en este caso del Estado) es típico de la Clase Media Intelectual. La triste ineficacia del complejo engranaje del Estado federal actuando en tiempos difíciles. Y es uno de los ingredientes del caldo de cultivo de la furia hacia lo estatal.

Una narrativa de consenso (bala o cárcel) que puede durar si en algún momento el plan gubernamental da muestras de buena salud. Que se cumplan las profecías hasta ahora ciertas de lo que Macri escribió en su libro “Segundo tiempo".

Partir de contar la realidad desde alguna verdad habilita entonces los desvaríos, las exageraciones o la manipulación de datos.  Al igual que la literatura, en el discurso político no importa tanto la verdad y la mentira de la relación entre el lenguaje y el mundo, sino su verosimilitud. La política interpreta la historia, describe el presente y propone un futuro. Eso no sólo no está mal sino que es parte de su accionar. Toda política es, en el fondo, una política cultural. Aunque la Historia que Milei le contó a los jóvenes es fácilmente rebatible por la historiografía de vastos sectores ideológicos. Miente o muerte.

Es promisorio el camino abierto por el Macrimileísmo. Resta saber si lograrán acuerdos políticos que incluyan una parte del peronismo y los legisladores de las provincias federales, para escribir algunas leyes que contrarresten un poco la malaria popular.

Mucho apoyo de los votantes del Proradicalismo, que no les molestaría tanto el olor a sangre. Un poco vaya y pase. Cuidado que no sea demasiada sangre inocente derramada. Que Dios nos saque estos malos pensamientos para no enfermar.

Festejo de las amenazas: bala o cárcel. Plata o plomo. Como si fuera gracioso. El único obstáculo parece ser el incumplimiento parcial o total de la plataforma electoral libertaria. Que acelera la velocidad del desgaste.